Por Albert Ronald Morales. (2017) La Organización Mundial de la Salud, la ONU y otros organismos internacionales manifiestan constantemente su preocupación por la alimentación y los problemas de obesidad de la población mundial.
En este sentido se ha pronunciado el Relator Especial de la ONU para la Alimentación, Olivier De Schutter, quien ha pedido un Por Albert Ronald Morales. (2017).
La Organización Mundial de la Salud, la ONU y otros organismos internacionales manifiestan constantemente su preocupación por la alimentación y los problemas de obesidad de la población mundial. En este sentido se ha pronunciado el Relator Especial de la ONU para la Alimentación, Olivier De Schutter, quien ha pedido un nuevo acuerdo global para regular las dietas poco saludables y ha advertido de que comer mal es una amenaza mayor para la salud mundial que el tabaco.
De la misma forma que el mundo se unió para regular los riesgos del tabaco, debemos aprobar un convenio marco en negrita sobre la adecuación de las dietas. De Schutter ha recordado que, pese a las señales cada vez más preocupantes y las campañas informativas, la comunidad internacional sigue prestando una atención insuficiente al empeoramiento de la epidemia de la obesidad y las dietas poco saludables.
La obesidad sigue avanzando, así como la diabetes, las enfermedades cardíacas y otras complicaciones de salud. Las señales de advertencia no están siendo escuchadas. En su informe de 2012, el Relator Especial identificó cinco acciones prioritarias para hacer frente a los problemas de la obesidad y las dietas poco saludables, que incluyen gravar los productos no saludables, regular los alimentos ricos en grasas saturadas, sal y azúcar, poner fin a la publicidad de la comida basura, revisar los subsidios agrícolas que abaratan ciertos productos frente a otros y apoyar la producción local de alimentos para que los consumidores tengan acceso a los alimentos sanos, frescos y nutritivos.
Los gobiernos se han centrado en aumentar disponibilidad en calorías, pero a menudo no se plantean qué tipo de calorías se ofrecen, a qué precio, quién tiene acceso y la forma en que se comercializan, ha apuntado De Schutter.
Estudiar la obesidad es también estudiar la digestión de los alimentos, lo que consumimos: proteínas, hidratos de carbono y grasas, requiere para su asimilación por nuestro organismo, de tres grupos de enzimas: las “proteolíticas” que descomponen proteínas, las enzimas “lipolíticas” que descomponen grasas (lipasas) y las enzimas “amilolíticas” que descomponen hidratos de carbono (amilasas). “Las enzimas son moléculas, creadas por nuestro propio cuerpo, que catalizan las miles de reacciones químicas que producimos y que resultan cruciales para nuestra vida.
Están compuestas por aminoácidos y son segregadas por el cuerpo para ayudar a catalizar funciones que normalmente no se producen a temperaturas fisiológicas. La carencia de alguna enzima puede dificultar el funcionamiento del metabolismo y del proceso digestivo. “Se han identificado más de 3,000 enzimas diferentes y algunos expertos creen que podrían existir otras 50,000 que aún no ha sido descubiertas. Cada enzima tiene funciones diferentes, impulsan los procesos biológicos necesarios para que el cuerpo construya materias primas, nutrientes, elimine las sustancias químicas no deseadas y múltiples procesos biológicos que no se han estudiado aún.
Las enzimas son fascinantes desde un punto de vista médico, científico y filosófico. Los sistemas enzimáticos constituyen un componente esencial de la vida de los seres humanos, los animales, las plantas y todos los microorganismos, solo pueden
formarse a partir de materia orgánica. Las enzimas son imprescindibles para el funcionamiento correcto y normal de todos los sistemas orgánicos, pues dirigen, aceleran, modifican o retrasan todas las funciones corporales.
Actúan como mano de obra del organismo para realizar todas las funciones individuales necesarias para nuestras actividades diarias e indispensables para mantenernos vivos. Además tienen una gran importancia en el apoyo de nuestras defensas orgánicas y sistema inmunitario. Las necesitamos para ingerir, digerir y absorber nutrientes, para ver, oír, oler, gustar, respirar y movernos. Son indispensables para el riego sanguíneo, la coagulación, las funciones cardiovasculares, riñones, hígado, eliminación de productos tóxicos, excreción, reproducción. etc. Indispensables para pensar, soñar.
Cuando la actividad enzimática se detiene la vida de nuestras células y tejidos se detiene y la persona u organismo muere. Las enzimas son catalizadoras. Son sustancias cuya misión consiste en acelerar el trabajo de otros elementos: Producen energía, absorben oxigeno, combaten infecciones y sanan heridas, reducen inflamaciones, obtienen nutrientes de las células, desechan los desperdicios
tóxicos, convierten las grasas en la sangre, regulan el colesterol y los niveles de triglicéridos, disuelven los coágulos de sangre, regulan las hormonas de manera adecuada, ralentizan los procesos de envejecimiento.
Las enzimas entran en acción tan pronto tomamos el primer bocado, la saliva contiene amilasas que son enzimas que comprueban cuales se deben preparar para disgregar y elaborar los alimentos y transformarlos en sangre o en desechos.
La primera mezcla del alimento con enzimas es cuando entra en contacto con la saliva, (el organismo produce cerca de 1.7 litros de saliva al día).
La amilasa en su saliva comienza a descomponer los carbohidratos, si se mastica bien, esta papilla es transportada a través del esófago hasta el estómago; la vesícula biliar y el páncreas elaboran las enzimas necesarias para el trabajo que se hace en el tracto intestinal.
En cuanto sus alimentos pasan por su estómago, las proteínas son digeridas por la proteasa. De ahí, el alimento pasa por su intestino delgado, en donde la lipasa empieza a descomponer las grasas y la amilasa acaba con los carbohidratos. Para ayudar a la descomposición de los alimentos el estómago produce de 1 a 2 litros de jugo gástrico compuesto principalmente por ácido clorhídrico y varias enzimas que degradan las proteínas como la pepsina y la catepsina.
El ácido clorhídrico estimula la producción de hormonas en el estómago, destruye algunas bacterias presentes en la papilla alimentaria y facilita la captación de minerales y oligoelementos por parte del torrente sanguíneo, algunos de los cuales actúan como coenzimas. “Mucha gente cree que el estómago es el órgano principal de la elaboración y digestión de los alimentos, es muy importante, pero las actividades más completas se producen en el duodeno; el estómago envía señales al sistema hormonal, para que el intestino reciba una secreción suficiente procedente del páncreas.
Además de hormonas como la insulina y el glucagón, el páncreas proporciona diariamente al duodeno alrededor de litro y medio de jugos digestivos, que contienen las enzimas ya mencionadas. Mas de 3000 enzimas que desempeñan un papel decisivo en la absorción de los componentes estructurales del tracto intestinal hasta el sistema circulatorio, las enzimas además son esenciales como vehículos transportadores de las sustancias útiles que el organismo necesita .
Las enzimas naturales que ingerimos en alimentos frescos y crudos tienen una importancia considerable. El tipo de enzimas y su cantidad depende del tipo de alimento y del estado en el que se consume, por ejemplo, las piñas frescas, maduradas por procedimientos naturales, contienen abundante enzima proteolítica bromelina, que casi no se detecta en la piña enlatada. La enzima papaína contenida en la papaya es un agente potente que disgrega la proteína “insana”. El calor destruye casi todas las enzimas de los alimentos. Entre los productos desprovistos de vida se incluyen la harina superfina y el azúcar refinado, son hidratos de carbono “vacíos” o esqueletos alimentarios, que contribuyen a muchas de las enfermedades de la civilización moderna. De ahí la importancia de incluir alimentos frescos y/o crudos en las comidas, por ejemplo una ensalada con zanahorias, hinojo, puerro, remolacha, apio. Actúa como inhibidor enzimático. Alimentos ricos en enzimas son la col fermentada cruda, cebollas, ajos, hierbas frescas, salsa de soja. La mayoría de los preparados enzimáticos prescritos o adquiridos en la farmacia para combatir trastornos digestivos (flatulencia, estreñimiento, diarrea.) se elaboran a partir de jugo pancreático de cerdos. Algunos de estos preparados son también agentes enzimáticos enriquecidos, con bilis de buey, productos del hongo Aspergillus oryzae u otros medios.
Fuentes naturales de enzimas:
. Los vegetales frescos y crudos son una fuente de enzimas. Una dieta rica en vegetales frescos y crudos proporciona gran variedad de enzimas. Evite las cocciones largas para no destruir las enzimas e introduce ensaladas y licuados en la alimentación diaria. La piña y la papaya contienen gran cantidad de enzimas En la piña encontramos gran cantidad de bromelina, una enzima proteolítica, es decir, que descompone las proteínas. La bromelina resiste la acidez del estómago y la alcalinidad del intestino. Es eficaz para tratar dispepsias, úlceras gástricas e insuficiencias pancreáticas exocrinas. La papaya contiene papaína, otra enzima proteolítica. Ya se usaba en Centroamérica para mejorar la digestión de la carne. Además, es antiinflamatoria y antiséptica.
. Los vegetales amargos favorecen la producción de gastrina. La escarola, la endibia, el berro, el rábano o la alcachofa favorecen la producción de gastrina y de enzimas digestivas por parte de los jugos gástricos, pancreáticos y de la bilis. Además, tienen propiedades coleréticas y colagogas y mejoran la función hepática.
. Los alimentos crudos que contienen más enzimas son los que retoñan: semillas y legumbres.
. Los alimentos germinados (soja, alfalfa, etc.)
. Los alimentos fermentados: chucrut.
. El cardo mariano es un gran aliado para el hígado. Tiene propiedades hepatoprotectoras, favorece la actividad de la enzima glutatión peroxidasa (un antioxidante del hígado) e inhibe la enzima lipoxigenasa (que puede dañarlo).
. El miso es una excelente fuente de enzimas. El miso es un condimento fermentado muy utilizado en la cocina japonesa. Contiene enzimas vivas si no ha sido pasteurizado. Se puede consumir en forma de sopa o añadirlo como condimento.
. Por lo general todos los alimentos crudos son ricos en enzimas; y frutas como las manzanas, mango, kiwi y uvas.
. El aguacate
. Miel de abejas (Las enzimas provienen de la saliva de la abeja).
. Aceite de oliva extra virgen y aceite de coco